El Día Mundial de los Derechos del Consumidor se celebra el 15 de marzo. Esta fecha fue establecida en el año 1962, gracias al presidente John F. Kennedy y donde se establece que todas las personas sin distinción de clases, tienen derecho a disfrutar de ciertos beneficios como consumidor.
A partir de 1983, se instituyó este día y dos años después, se establece en las Naciones Unidas un decreto para la protección de los consumidores, logrando de esta manera reivindicar, reconocer y legitimar los derechos de estas personas a nivel internacional.
Lo primero que debes tener claro es que los consumidores y usuarios somos personas físicas o jurídicas que adquirimos, usamos o disfrutamos bienes y servicios como destinatarios finales, es decir, para uso personal, familiar, doméstico o sin ánimo de lucro. Quedan excluidas, por tanto, aquellas situaciones en las que, por ejemplo, compras un bien o un producto para transformarlo, comercializarlo y ponerlo a disposición de un tercero.
1. A la protección frente a las actuaciones que por acción u omisión ocasionen riesgos o daños que puedan afectar a tu salud, al medio ambiente, o a la seguridad de los consumidores en general.
Los bienes y servicios destinados a los consumidores en Andalucía deben estar elaborados y ser suministrados o prestados de modo que no presenten riesgos inaceptables para la salud y la seguridad física. En caso contrario, deben ser retirados, suspendidos o inmovilizados por procedimientos eficaces.
2. A recibir una información veraz, suficiente, comprensible, inequívoca y racional sobre las operaciones y sobre los bienes y servicios que vayas a consumir.
Recuerda que la oferta y publicidad de los productos no pueden inducir o generar engaño, que los precios y tarifas siempre deben quedar claros, que las condiciones de la compra o del contrato no pueden incluir cláusulas abusivas, y que deben entregarte una factura.
3. A presentar una queja en el caso de que consideres que la compra de un producto o la contratación de un servicio ha sido insatisfactorio.
Con ella muestras tu desagrado ante la empresa pero no solicitas algo a cambio.
4. A presentar una Hoja de Reclamaciones si en la compra de un bien o producto o la contratación de un servicio crees que se han vulnerado tus derechos.
Implica que pides una restitución, la prestación de un servicio, la reparación efectiva de los daños que se hayan producido, una indemnización, la rescisión del contrato o la nulidad de una deuda contraída.
5. A presentar una denuncia si quieres hacer llegar a la administración una posible infracción en materia de consumo, con el objetivo de defender los intereses generales, no individuales.
6. A ser indemnizado o a recibir una reparación efectiva de los daños y perjuicios que se hayan producido en los bienes consumidos o en los derechos vulnerados, siempre que no sean tu responsabilidad.
Tanto la mediación como el sistema arbitral de consumo intentan la resolución voluntaria de los conflictos, aunque si finalmente no hay acuerdo puedes acudir a los tribunales de justicia.
7. A la educación y formación en relación con todas las materias que puedan afectarte como consumidor, especialmente en aquellas que te ayuden a ejercer un consumo libre, razonado, seguro y sostenible.
8. A participar individualmente o a través del movimiento asociativo, en la defensa de tus legítimos intereses, y a la representación en órganos públicos de la Junta de Andalucía, mediante las organizaciones y asociaciones legalmente constituidas.
9. A recibir una especial protección en aquellas situaciones de inferioridad, subordinación o indefensión en que puedas encontrarte individual o colectivamente, por razón de edad, discapacidad, deficiencias de formación, desigualdad con las empresas, lugar de residencia o cualquier otra análoga.
Como consumidores, también debemos plantearnos ciertas preguntas al momento de adquirir los productos que necesitamos, entre las cuales están:
La idea de celebrar el Día Mundial de los Derechos del Consumidor es que las personas asuman un rol protagonista para defender sus derechos y poder exigir productos de calidad, que no dañen su salud, ni mucho menos al medioambiente.
Gracias a los aportes que se generan por la compra de productos y el acceso a los servicios, la economía de los países puede seguir expandiéndose. Sin embargo, es importante, que tengamos una posición crítica a la hora de defender nuestros derechos para que los mismos no sean vulnerados.
Para que tengamos un planeta cien por cien sostenible, es necesario un consumo responsable, que no vaya en detrimento del medioambiente y donde se pueda seguir teniendo una mejor calidad de vida.
A pesar de ser una de nuestras necesidades básicas, donde es necesario adquirir alimentos, vestimentas, educación, salud y otros beneficios, tenemos que aprender y hacer un uso racional de nuestros recursos naturales.
De acuerdo a las cifras establecidas por la ONU, tan sólo un 20% de la población consume un 80% de los recursos que hay en todo el planeta.
En este sentido, urge un cambio de conciencia por parte de la sociedad, sí queremos seguir disfrutando a largo plazo un desarrollo, económico, social y ambiental sostenible.