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Morón de la Frontera se encuentra enclavado entre la Campiña y la Sierra Sur de Sevilla y está flanqueado por un imponente castillo. Zona rica por sus paisajes, donde amplias llanuras onduladas se mezclan con las primeras estribaciones de las Sierras Subbéticas. Los olivares bañan sus campos y los girasoles y el trigo dibujan un paisaje lleno de contrastes.

Su caserío está constantemente salpicado de palacetes y casas blasonadas, además de espadañas y torres, pertenecientes a sus numerosos edificios religiosos que abarcan la más amplia estilística andaluza desde el gótico de San Miguel hasta el Barroco de la Compañía. También despuntan chimeneas, que hablan por sí solas de su rancia opulencia industrial y campesina. El blanco de cal, su característica forja y los naranjos en flor salpican sus calles y rincones.

Esta ciudad cuenta con una rica memoria de tradiciones y costumbres de gran interés cultural y turístico. Su atractivo reside en la peculiaridad de sus fiestas, siendo su calendario festivo, amplio y diverso.

Este territorio forma parte de la historia del flamenco por su aportación a este arte con un sabor particular en el toque, cante y baile.

Productos como el aceite de oliva y la aceituna de mesa son reconocidos internacionalmente por su excepcional calidad. Además, los parajes de la zona proporcionan exquisitos productos silvestres y son un lugar propicio para practicar la caza menor, dando lugar a platos muy populares y arraigados en la zona.